¿Sos capaz de dejar de mentir, de parlotear, de desbordarte y de imaginar lo que no existe?
- Marcelo Bertuccio
- 9 ene
- 5 Min. de lectura
Cuatro hábitos que traban la evolución consciente
La búsqueda de la evolución personal es un viaje complejo, plagado de obstáculos que Gurdjieff identifica con gran precisión como hábitos mecánicos que el ser humano no admite de manera consciente. Estos obstáculos —la mentira, la emoción negativa, la imaginación descontrolada y el parloteo automático— constituyen barreras fundamentales que impiden el desarrollo de una conciencia plena y auténtica. Comprender y superar estos hábitos no es un ejercicio de autoayuda simplista, sino un compromiso serio con la verdad y la transformación personal.
1. La mentira
Gurdjieff describe la mentira como la raíz de todas las dificultades humanas, pero no se limita a la mentira hacia los demás, sino que profundiza en las mentiras que nos decimos a nosotros mismos. Estas mentiras internas se revelan cuando justificamos comportamientos, negamos verdades incómodas o construimos identidades basadas en ilusiones.
Una de las formas más insidiosas de esta mentira es hablar de lo que no sabemos como si lo supiéramos. Esta práctica, arraigada en la vida cotidiana, nos lleva a construir opiniones y dar consejos basados en una falsa certeza. Asumimos roles de expertos en temas que apenas comprendemos, perpetuando un ciclo de desinformación y autoengaño. Este engaño no solo afecta a los demás, sino que refuerza una visión distorsionada de nuestras propias capacidades y conocimientos.
La mentira naturalizada, esta tendencia de hablar de lo que no sabemos como si lo supiéramos, es particularmente difícil de procesar. Está profundamente integrada en nuestra comunicación diaria, dándonos una apariencia de sabiduría e información, pero al mismo tiempo, nos aleja de la verdad y nos mantiene en un estado de ignorancia disfrazada.
Ejemplos:
Alguien comenta sobre una teoría científica como si la entendiera completamente, a pesar de haber leído solo un titular al respecto.
Durante una discusión, alguien afirma conocer las intenciones de otra persona sin haberlas confirmado, basándose únicamente en suposiciones.
En una conversación sobre salud, una persona da consejos médicos sin tener formación en el tema, basándose en lo que "escuchó por ahí".
2. La emoción negativa
En la perspectiva de Gurdjieff, la emoción negativa es un estado reactivo que nos mantiene atrapados en el sufrimiento y en patrones de comportamiento autodestructivos. Emociones como el odio, la envidia o el resentimiento actúan como reflejos automáticos que contaminan nuestra percepción de la realidad, alejándonos de la paz interna.
Gurdjieff sostiene que estas emociones no son un componente natural de la "máquina humana", sino un desajuste que podemos corregir. Aunque pueden surgir en momentos críticos, no deben dominar nuestra experiencia ni nuestras relaciones. Somos capaces de procesar y disolver estas emociones antes de que se expresen de manera destructiva. De lo contrario, estas emociones negativas invaden nuestra percepción, distorsionan la realidad y generan tensiones innecesarias con quienes nos rodean.
Ejemplos:
Al recibir una crítica constructiva, alguien reacciona con enojo, viéndola como un ataque personal, en lugar de una oportunidad de crecimiento.
Una persona recibe una noticia desagradable y, en lugar de procesarla, se deja llevar por la tristeza durante días, afectando todas sus interacciones.
Al perder un objeto valioso, alguien entra en una espiral de frustración, afectando sus relaciones y su capacidad de concentrarse en otras tareas.
3. La imaginación descontrolada
La imaginación, herramienta creativa poderosa, puede convertirse en un obstáculo cuando se utiliza descontroladamente. Gurdjieff advierte contra su uso indiscriminado, que nos aleja del momento presente y nos lleva a evadir la realidad, creando fantasías. Un ejemplo claro es aquel que pasa gran parte de su tiempo fantaseando con una vida ideal, en lugar de enfrentar y mejorar su situación actual, atrapado en una ilusión. La imaginación, entonces, debe ser un puente hacia la creación, no una fuga de la realidad.
Este fenómeno de la imaginación descontrolada, aunque esencial para la creatividad artística y en prácticas meditativas, puede convertirse en un obstáculo cuando se desvincula de la realidad tangible. Al no estar anclada en el presente, distorsiona la percepción de nuestras experiencias, llevándonos a responder a situaciones inexistentes o anticipar escenarios improbables. Esta tendencia se vincula estrechamente con el parloteo automático de nuestra mente, que inventa respuestas, escenarios futuros o explicaciones sin fundamento real, impulsándonos a actuar sobre una base ficticia.
Ejemplos:
Un artista, antes de mostrar su obra, imagina que será criticado por sus colegas y decide no presentarla, a pesar de que no tiene ninguna evidencia de que eso ocurra.
Alguien imagina que su pareja está molesta por un tono de voz en un mensaje de texto y empieza una discusión basada únicamente en su interpretación, sin verificar la intención real.
Un empleado imagina que será despedido porque su jefe lo miró con seriedad en una reunión, lo que le provoca ansiedad y un bajo rendimiento laboral.
4. El parloteo automático
El parloteo automático es una de las manifestaciones más persistentes de la mente no entrenada, un flujo constante de pensamientos rumiantes que interrumpen el presente, generando inferencias erróneas y alimentando imaginaciones tóxicas. Este parloteo no solo distorsiona la percepción de la realidad, sino que perpetúa la mentira, construyendo una narrativa ficticia sobre la que basamos nuestras respuestas y acciones. Es un mecanismo mental que, al estar en automático, opera sin nuestra intervención consciente, dejándonos atrapados en un ciclo que aleja nuestra atención de lo que realmente ocurre en el momento.
Externamente, el parloteo se manifiesta como una incapacidad para soportar el silencio, lo que dificulta una comunicación genuina. La mente, acostumbrada a llenar todos los espacios con palabras, tiende a hablar por hablar, sin escuchar realmente al otro, sin estar presente. La comunicación se convierte en una distracción, un medio para llenar vacíos, en lugar de una herramienta para el verdadero diálogo. En este estado no hay apertura, solo una constante competencia por imponerse, por ocupar el espacio sin permitir que el otro se exprese o se escuche. El parloteo automático se convierte en un obstáculo para el entendimiento genuino, tanto con los demás como con uno mismo.
Ejemplos:
Durante una reunión, alguien interrumpe constantemente con comentarios que no aportan, simplemente porque no puede soportar el silencio.
Al estar sola, una persona se encuentra constantemente pensando en eventos pasados o futuros, sin poder estar presente en el momento actual.
Al escuchar una conversación, una persona prepara su respuesta sin realmente entender lo que el otro está diciendo, anticipando un discurso que puede no ser relevante.

Conclusión: La puesta en acción
Superar estos obstáculos no es un proceso lineal ni sencillo; requiere un compromiso constante con la autoobservación, la honestidad radical y el esfuerzo por desmantelar las estructuras internas que nos mantienen estancados. Este trabajo, esencial para nuestra evolución, nos enfrenta a la imaginación descontrolada, las emociones negativas, el parloteo automático y la mentira naturalizada, barreras que, al ser desmanteladas, permiten vivir una vida más auténtica y consciente.
Te invito a profundizar en el estudio de estas enseñanzas y a embarcarte en un camino de transformación realista y sostenida, no hacia una vida "perfecta", sino hacia una existencia más consciente, auténtica y libre de las cadenas autoimpuestas. Este es un llamado a la acción, para trabajar activamente en la superación de estas dinámicas.
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